Tras las recientes inundaciones en Valencia, saber cómo actuar ante una emergencia climática es esencial para salvaguardar a las personas y proteger la instalación fotovoltaica.
Durante la reciente DANA que afectó a Valencia, las intensas lluvias y el desbordamiento de ríos provocaron inundaciones en varias áreas, afectando viviendas, carreteras y numerosas infraestructuras, incluidas instalaciones de energías renovables. En situaciones como estas, es fundamental estar preparado y conocer los pasos necesarios para proteger y restaurar las instalaciones fotovoltaicas tras una inundación, especialmente en regiones donde estos fenómenos pueden repetirse.
Con la expansión de la energía solar en zonas vulnerables al cambio climático, es clave implementar medidas de prevención y mantenimiento en las plantas fotovoltaicas, asegurando su durabilidad y capacidad de recuperación ante eventos meteorológicos extremos.
¿Qué hacer ante la inundación de una instalación fotovoltaica?
Cuando una instalación fotovoltaica sufre una inundación, es crucial seguir ciertos pasos para minimizar daños y garantizar la seguridad. Estas instalaciones, aunque suelen estar preparadas para soportar condiciones climáticas adversas, pueden verse comprometidas ante inundaciones severas, afectando tanto el equipo como la seguridad de quienes los manipulan.
Pasos a seguir inmediatamente tras una inundación
- Desconectar la instalación: Es vital desconectar completamente el sistema, tanto de las baterías como del inversor, para evitar cortocircuitos y descargas eléctricas. Este paso debe realizarse únicamente por personal capacitado y con equipo de protección adecuado para evitar accidentes.
- Evitar el contacto directo: No se debe tocar ni manipular ningún componente que haya estado en contacto con el agua hasta que esté completamente seco y aislado. La humedad en estos sistemas puede generar corrientes residuales peligrosas, así que es recomendable esperar a que el área esté completamente libre de agua antes de cualquier manipulación.
- Inspección profesional: Una vez que el agua se haya retirado, es fundamental que un profesional revise la instalación, verificando la integridad de los paneles solares, los inversores y las conexiones eléctricas. Esto permite identificar posibles daños estructurales o eléctricos que puedan poner en riesgo el funcionamiento del sistema a largo plazo. El técnico debe comprobar, además, que no haya residuos o corrosión en las conexiones eléctricas.
- Reemplazo de componentes dañados: Dependiendo del nivel de daño, puede ser necesario cambiar algunos componentes. Por ejemplo, los inversores y otros equipos electrónicos sensibles suelen ser muy vulnerables al agua y pueden requerir reemplazo si presentan fallos. Además, existen dispositivos de protección contra sobretensiones y cuadros de distribución que ayudan a minimizar daños futuros en situaciones similares.
- Pruebas y mantenimiento preventivo: Después de realizar las reparaciones necesarias, se recomienda hacer pruebas de funcionamiento para asegurarse de que todos los componentes operan correctamente. A largo plazo, establecer un plan de mantenimiento preventivo y verificar la resistencia del sistema a eventos climáticos puede ser de gran ayuda.
Una inundación en una instalación fotovoltaica demanda una rápida intervención y profesionalismo para minimizar daños y evitar riesgos. Las medidas de prevención, como la elección de ubicaciones elevadas para los inversores y el uso de dispositivos de protección, también son elementos clave para reducir el impacto de futuros incidentes de este tipo.