Tras el gran apagón que afectó a España y Portugal, la Asociación Nacional de Fabricantes de Materiales Aislantes (Andimat) destacó la importancia del aislamiento térmico para mantener la temperatura interior de las viviendas estable, incluso sin suministro eléctrico. Subrayan que más del 80 % del parque de edificios necesita mejoras en eficiencia energética, y que un buen aislamiento no solo reduce el consumo y las emisiones, sino que también mejora el confort y la seguridad frente a fenómenos climáticos extremos. En situaciones de pobreza energética, estas medidas son aún más urgentes.
Andimat subraya que un buen aislamiento mejora la resiliencia de los edificios frente a fenómenos extremos y cortes eléctricos
El reciente apagón que dejó sin electricidad a toda la Península Ibérica durante varias horas ha servido como una llamada de atención sobre la vulnerabilidad del parque de viviendas ante situaciones imprevistas. En este contexto, la Asociación Nacional de Fabricantes de Materiales Aislantes (Andimat) ha destacado el papel esencial que desempeña un correcto sistema de aislamiento térmico como herramienta para reforzar la seguridad y la habitabilidad de los edificios, especialmente frente a fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes debido al cambio climático.
El corte en el suministro eléctrico, que en algunas zonas de España y Portugal se prolongó durante más de 15 horas, ha puesto de relieve la fragilidad de muchas viviendas ante situaciones inesperadas. Las olas de frío o calor, las tormentas intensas y otros eventos asociados al calentamiento global ya no son excepcionales, y exigen soluciones estructurales que permitan a los hogares mantener condiciones mínimas de confort sin depender exclusivamente de sistemas eléctricos.
Desde Andimat insisten en que la resiliencia energética de los edificios debe convertirse en una prioridad. “¿Qué habría pasado si el apagón del pasado 28 de abril se hubiera producido en pleno enero o durante una ola de calor en agosto?”, plantea Luis Mateo, director general de la asociación. “Este tipo de situaciones nos recuerdan la urgencia de adaptar nuestro parque edificatorio a los nuevos riesgos derivados del cambio climático y a eventos inesperados como interrupciones en el suministro energético”, añade.
El aislamiento térmico, aseguran desde la organización, es uno de los pilares fundamentales para alcanzar ese objetivo. Gracias a su capacidad para mantener la temperatura interior estable durante más tiempo, un sistema de aislamiento eficiente reduce la necesidad de recurrir a sistemas activos de climatización como la calefacción o el aire acondicionado, que en su mayoría requieren electricidad para funcionar. Esto no solo garantiza un mayor confort durante los cortes de suministro, sino que también reduce la dependencia energética del edificio y contribuye a disminuir su huella de carbono.
“El aislamiento no solo representa un ahorro energético. Es también sinónimo de confort, seguridad y salubridad”, afirma Luis Mateo. “Un hogar correctamente aislado actúa como un escudo frente a las inclemencias del clima, preservando el bienestar de sus habitantes incluso en situaciones críticas como la que acabamos de vivir”, destaca.
El apagón también ha puesto de manifiesto la necesidad urgente de emprender rehabilitaciones energéticas a gran escala. Con más del 80 % del parque edificatorio de la península necesitado de mejoras en su eficiencia térmica, priorizar la mejora de la envolvente de los edificios se vuelve una estrategia indispensable no solo para reducir el consumo energético y las emisiones, sino también para preparar los hogares frente a futuros desafíos.
Este aspecto cobra aún más importancia en el caso de las familias en situación de pobreza energética. Para ellas, las condiciones extremas pueden representar un riesgo directo para la salud, por lo que la rehabilitación energética de sus viviendas mediante sistemas de aislamiento no es solo una medida recomendable, sino urgente y prioritaria.
“Una vez más, nuestro lema ‘La envolvente, lo primero’ cobra plena vigencia”, concluye el director general de Andimat. “La resiliencia de nuestras viviendas empieza por su envolvente térmica. Apostar por el aislamiento es invertir en un futuro más seguro, más saludable y mejor preparado para enfrentar los desafíos del presente y del mañana”.