La Unión Europea (UE) está apostando por la energía geotérmica para reducir la dependencia del gas ruso y avanzar en la transición energética. Esta fuente renovable, que utiliza el calor del interior de la Tierra, podría cubrir el 15% del aumento global de demanda eléctrica para 2050, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Actualmente, representa menos del 1% de la demanda mundial, con su uso concentrado en países como Islandia y Estados Unidos.
En una reunión reciente, los 27 estados miembros de la UE impulsaron un plan de acción para expandir esta tecnología, destacando su utilidad en la descarbonización de edificios e industrias. Se plantearon medidas como la agilización de permisos, la reconversión de instalaciones de combustibles fósiles, y la formación profesional. También se propuso crear una Alianza Geotérmica Europea para coordinar inversiones y estrategias.
España, con alto potencial geotérmico, invertirá 100 millones de euros en 10 proyectos de geotermia profunda, principalmente en las Islas Canarias. Otros proyectos destacados incluyen la primera planta de geotermia de alta temperatura en Granada y un complejo geotérmico en Asturias que reutiliza aguas de mina. Estas iniciativas posicionan a España como un líder emergente en esta tecnología sostenible y eficiente.
La Unión Europea (UE) está intensificando sus esfuerzos para reducir la dependencia energética del gas ruso, y la energía geotérmica emerge como una solución prometedora. Esta fuente de energía, que aprovecha el calor del interior de la Tierra, podría desempeñar un papel crucial en la transición energética del continente.
Inversiones millonarias en geotermia
Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), las inversiones globales en geotermia podrían alcanzar el billón de dólares para 2035, lo que se traduciría en una capacidad instalada de alrededor de 800 gigavatios (GW). Esta tecnología podría satisfacer el 15% del incremento de la demanda mundial de electricidad previsto hasta 2050. Actualmente, la geotermia representa menos del 1% de la demanda energética global, concentrándose su uso en países como Islandia, Estados Unidos, Indonesia, Turquía, Italia y Kenia.
El plan de la Unión Europea y su impacto en España
En diciembre de 2024, los países miembros de la UE solicitaron a la Comisión Europea la elaboración de un plan de acción para desplegar la energía geotérmica, destacando su potencial en climatización y su capacidad para descarbonizar el consumo energético de edificios e industrias. Entre las medidas propuestas se incluyen la agilización de permisos para proyectos geotérmicos, la reconversión de instalaciones subterráneas de combustibles fósiles y la formación de profesionales cualificados. Además, se plantea la creación de una Alianza Geotérmica Europea para coordinar esfuerzos entre responsables políticos, inversores e industria.
España, con un notable potencial geotérmico, especialmente en regiones como las Islas Canarias, ha mostrado su compromiso con esta iniciativa. La vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Sara Aagesen, ha anunciado una inversión de 100 millones de euros en 10 proyectos de geotermia profunda, la mayoría ubicados en Canarias. Estos proyectos podrían estar operativos para 2028, según expertos del sector.
Proyectos destacados en España
Además de las iniciativas en Canarias, otras regiones españolas están explorando el potencial de la geotermia. En Granada, se ha anunciado la construcción de la primera planta de energía geotérmica de alta temperatura en España, con una potencia de 10 MW, capaz de abastecer de electricidad a 5.000 hogares.
En Asturias, el Grupo Hunosa ha desarrollado el mayor complejo geotérmico de España, aprovechando las aguas de mina para la climatización de diversos edificios en Mieres. Este proyecto, iniciado en 2006, ha convertido antiguas minas de carbón en fuentes de energía limpia y renovable.
El futuro de la geotermia en Europa
La UE reconoce la importancia de diversificar sus fuentes de energía y reducir la dependencia de combustibles fósiles. La geotermia ofrece una alternativa sostenible, económica y segura, con un suministro estable de electricidad. Con las inversiones y políticas adecuadas, Europa podría aprovechar plenamente este recurso, y España, con su potencial geotérmico, está bien posicionada para liderar esta transición.