La Administración de Donald Trump ha revocado los permisos de Repsol y otras petroleras internacionales para exportar crudo desde Venezuela, como parte de una estrategia de presión contra el gobierno de Nicolás Maduro. La medida afecta también a las compañías Eni, Maurel & Prom y Global Oil Terminals, que deberán cesar sus operaciones en Venezuela antes del 27 de mayo.
Para Repsol, esta decisión representa un riesgo significativo, ya que su producción en Venezuela en 2024 alcanzó los 67.000 barriles diarios y su exposición patrimonial en el país supera los 500 millones de euros. Además, la petrolera española ha recuperado parte de la deuda de PDVSA mediante pagos en crudo, un mecanismo que ahora podría verse gravemente afectado.
Venezuela ha respondido afirmando que mantendrá sus operaciones con otras empresas extranjeras y no reconoce la jurisdicción de EE.UU. Sin embargo, las sanciones y la imposición de un arancel del 25% sobre el crudo venezolano refuerzan el aislamiento económico del país. La incertidumbre en el sector energético crece, impactando a las empresas afectadas y a la economía venezolana en general.
La Administración de Donald Trump intensifica sanciones contra el régimen de Nicolás Maduro, afectando a empresas internacionales
Revocación de permisos y nuevas sanciones
La Administración del presidente estadounidense Donald Trump ha revocado los permisos concedidos a varias empresas petroleras, incluida la española Repsol, para exportar crudo desde Venezuela. Esta medida forma parte de una estrategia para aumentar la presión económica y diplomática sobre el gobierno de Nicolás Maduro. Otras compañías afectadas incluyen la italiana Eni, la francesa Maurel & Prom y la estadounidense Global Oil Terminals, propiedad del empresario Harry Sargeant III. Estas empresas deben cesar sus operaciones en Venezuela antes del 27 de mayo.
Impacto en Repsol y sus operaciones en Venezuela
Repsol ha mantenido una presencia significativa en Venezuela desde 1993, colaborando con la estatal Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) a través de empresas mixtas como Petroquiriquire, donde posee un 40% de participación. Durante 2024, la producción neta media de Repsol en Venezuela alcanzó los 67.000 barriles equivalentes de petróleo al día, representando más del 11% de su producción anual. La exposición patrimonial del grupo en Venezuela ascendía a 504 millones de euros al cierre de 2024.
Deuda y acuerdos de pago en especie
La deuda que Venezuela mantiene con Repsol está vinculada principalmente a PDVSA y se ha gestionado mediante acuerdos de pago en especie, principalmente con crudo. En 2016, Repsol y PDVSA acordaron una línea de crédito de hasta 1.200 millones de dólares para financiar operaciones conjuntas, con un saldo pendiente de 634 millones de dólares en 2024. Ese mismo año, Repsol recuperó 166 millones de dólares como parte del pago de esta deuda. La revocación de los permisos amenaza la capacidad de Repsol para recuperar el saldo restante.
Respuesta de Venezuela y posibles consecuencias
El gobierno venezolano ha declarado que está preparado para continuar sus operaciones petroleras con empresas extranjeras a pesar del veto impuesto por Estados Unidos. La vicepresidenta Delcy Rodríguez afirmó que las empresas petroleras han sido notificadas y que Venezuela no reconoce la jurisdicción extraterritorial de otros gobiernos. Sin embargo, expertos advierten sobre las consecuencias adversas para la economía venezolana debido a estas medidas, que también afectan a compañías como Global Oil Terminals, Eni, Maurel & Prom, Reliance Industries y Chevron.
Aranceles adicionales y objetivos de la Administración Trump
Además de la revocación de permisos, la Administración Trump ha impuesto un arancel del 25% sobre las importaciones de petróleo venezolano. Estas acciones buscan aislar aún más al gobierno de Maduro, criticando la falta de avances en aspectos como la migración y la lucha contra organizaciones criminales.
La decisión de Estados Unidos de revocar los permisos para que empresas como Repsol exporten crudo desde Venezuela representa un golpe significativo para las operaciones internacionales en el país sudamericano. Mientras el gobierno venezolano busca mantener sus operaciones, la incertidumbre en el sector energético aumenta, afectando tanto a las empresas involucradas como a la economía venezolana en general.