Investigaciones de la Universidad de Stanford indican que los hábitos de conducción cotidiana pueden prolongar significativamente la vida útil de las baterías en comparación con las pruebas de laboratorio.
Un estudio de la Universidad de Stanford revela que las baterías de vehículos eléctricos (VE) tienen una vida útil hasta un 40% mayor en condiciones reales de conducción, comparado con los resultados obtenidos en pruebas de laboratorio. Este hallazgo se basa en análisis que muestran cómo las variaciones naturales en el uso cotidiano —como aceleraciones y frenadas— son menos perjudiciales para las baterías de lo que se pensaba.
El descubrimiento podría transformar las garantías ofrecidas por los fabricantes, mejorar la confianza de los consumidores y fomentar la adopción masiva de vehículos eléctricos. Factores como hábitos de carga adecuados y temperaturas moderadas también influyen positivamente en la longevidad de las baterías, posicionando al estudio como un avance clave en la movilidad sostenible.
Fuentes: PV Magazine, elective, El periódico de la energía, Geotad.
La durabilidad de las baterías en vehículos eléctricos (VE) ha sido una preocupación constante para consumidores y fabricantes. Sin embargo, un reciente estudio de la Universidad de Stanford sugiere que, en condiciones reales de conducción, estas baterías podrían tener una vida útil hasta un 40% superior a lo estimado en pruebas de laboratorio.
Resultados del estudio:
Los científicos de Stanford llevaron a cabo una investigación durante dos años, analizando cómo los perfiles de descarga dinámica —es decir, las variaciones en la demanda de energía durante la conducción real— afectan la degradación de las baterías de iones de litio. Descubrieron que, manteniendo intervalos medios de corriente y tensión similares, las fluctuaciones propias de la conducción cotidiana pueden aumentar hasta en un 38% los ciclos completos equivalentes al final de la vida útil de las baterías.
Implicaciones para la industria automotriz:
Este hallazgo desafía las metodologías tradicionales de prueba en laboratorio, que suelen utilizar ritmos constantes de descarga y recarga para evaluar la durabilidad de las baterías. Las condiciones reales de conducción, caracterizadas por aceleraciones, frenadas y variaciones en la velocidad, parecen ser menos perjudiciales para las baterías de lo que se pensaba. Esto podría llevar a una reevaluación de las garantías ofrecidas por los fabricantes, que actualmente rondan los ocho años o 160,000 kilómetros.
Factores que influyen en la durabilidad:
Además de los perfiles de conducción, otros factores como las condiciones climáticas, los hábitos de carga y el mantenimiento del vehículo también juegan un papel crucial en la vida útil de las baterías. Por ejemplo, temperaturas extremas pueden acelerar la degradación, mientras que prácticas de carga adecuadas pueden prolongar su funcionamiento óptimo.
Perspectivas futuras:
Con estos nuevos datos, la industria podría enfocarse en optimizar las baterías para condiciones de uso real, mejorando su eficiencia y reduciendo costos a largo plazo. Asimismo, los consumidores pueden tener mayor confianza en la longevidad de los vehículos eléctricos, favoreciendo su adopción masiva y contribuyendo a una movilidad más sostenible.