La producción de hidrógeno verde, a pesar de ser vista como una solución clave para la descarbonización de sectores difíciles como la industria pesada y el transporte, enfrenta desafíos económicos y logísticos que complican su adopción masiva. Según un informe reciente de la Universidad de Harvard, los costos de almacenamiento y distribución del hidrógeno verde superan con creces las proyecciones iniciales. Aunque se espera que los costos de producción disminuyan con el tiempo, el precio del hidrógeno verde sigue siendo prohibitivo en comparación con otras alternativas para reducir emisiones, como la captura directa de CO₂.
Este estudio subraya que, incluso si los costos de producción caen, las barreras relacionadas con la infraestructura necesaria para su distribución limitan su competitividad económica, especialmente en ciertos sectores. A pesar de ello, el hidrógeno sigue siendo una opción importante para sectores específicos, pero no puede considerarse la única solución para la transición energética global. Los expertos insisten en la necesidad de diversificar las inversiones hacia otras tecnologías de descarbonización, como los biocombustibles y la electrificación directa.
En un contexto más amplio, la Agencia Internacional de Energía (AIE) señala que en 2023, la producción global de hidrógeno alcanzó los 97 millones de toneladas, pero menos del 1% provino de fuentes renovables. Para alcanzar los objetivos climáticos, los gobiernos y empresas deben coordinarse internacionalmente, crear estándares comunes y garantizar la infraestructura necesaria para que el hidrógeno renovable sea viable a gran escala.