Con proyectos pioneros en Asturias, la compañía apuesta por la geotermia y la biomasa para reducir emisiones y optimizar la eficiencia energética.
En un paso clave hacia la descarbonización y el aprovechamiento sostenible de recursos, Hunosa ha inaugurado la segunda fase de su red de calor en el Pozo Fondón, Langreo, Asturias. Este proyecto, único en Europa, combina geotermia de agua de mina y biomasa, permitiendo una reducción de más de 1.300 toneladas anuales de CO₂. La instalación no solo busca impulsar la transición energética, sino también reutilizar las infraestructuras mineras para generar energía limpia, eficiente y replicable en otras regiones.
Un modelo híbrido de éxito
El sistema inaugurado en Langreo combina dos fuentes de energía: el calor del agua extraída de minas inundadas, que mantiene una temperatura constante de 23°C, y biomasa para cubrir picos de demanda. Este modelo híbrido incrementa la potencia instalada a 3 megavatios térmicos (MWt), garantizando un suministro continuo y optimizando la eficiencia. La instalación, además, incorpora avanzadas herramientas de control que permiten seleccionar automáticamente la fuente energética más adecuada según la demanda y el coste.
Beneficios y proyección
Los resultados de esta iniciativa son alentadores: la red abastece ya a cinco edificios clave, incluyendo centros educativos y residenciales, ofreciendo un ahorro energético de al menos el 10% frente a combustibles fósiles. A largo plazo, se prevé extender esta tecnología a otras redes gestionadas por Hunosa, como la del Pozo Barredo, actualmente la mayor instalación geotérmica de España con una potencia de 6,6 MWt.
Contexto y sostenibilidad
El proyecto es respaldado por fondos europeos y forma parte de iniciativas internacionales de innovación energética como Horizon GINNGER y REWARDHeat. Estas alianzas destacan por su compromiso con la regeneración urbana y la integración de tecnologías avanzadas para maximizar el aprovechamiento de recursos locales.
El modelo de Hunosa es un ejemplo de cómo la adaptación de infraestructuras existentes puede impulsar la transición hacia un futuro energético sostenible. Con una tercera fase proyectada para ampliar su red en Langreo, este enfoque promete convertirse en un estándar replicable en Europa, mostrando cómo la colaboración tecnológica e institucional puede transformar desafíos en oportunidades para la sostenibilidad y el bienestar social.
Para explorar más sobre el impacto de estas iniciativas, consulta fuentes como Energías Renovables, IndustriAmbiente y RTPA.