Un informe advierte que las acciones incoherentes frente al calentamiento global ponen en riesgo la economía y la sostenibilidad del bloque europeo.
La Unión Europea se encuentra ante un escenario económico desolador si no adopta políticas más coherentes y firmes para hacer frente al cambio climático. Según un informe reciente, la inacción o la falta de coordinación en las estrategias climáticas podría acarrear pérdidas multimillonarias, afectando sectores clave como la agricultura, la infraestructura y el suministro energético.
El aumento de los fenómenos meteorológicos extremos, como las sequías, inundaciones y olas de calor, pone en jaque tanto la productividad agrícola como la seguridad alimentaria, incrementando los costos de mantenimiento y reconstrucción de infraestructuras críticas. Estas consecuencias no solo golpean la economía a corto plazo, sino que representan un obstáculo para el crecimiento sostenible a largo plazo.
Además, se señala que el costo de no actuar de manera contundente en la transición energética también sería elevado. La UE debe avanzar hacia un modelo de energía más limpio y reducir su dependencia de los combustibles fósiles. En particular, se subraya la necesidad de incrementar la inversión en energías renovables, como la solar y la eólica, que no solo ayudarían a mitigar los efectos del cambio climático, sino que también reducirían la dependencia de las importaciones de energía y contribuirían al crecimiento económico a través de la creación de empleo en sectores verdes.
El informe recalca que, para evitar estas pérdidas, la UE necesita implementar políticas más integrales y garantizar que sus planes de acción climática estén alineados con los objetivos de reducción de emisiones de carbono. Sin estas medidas, los impactos económicos, sociales y ambientales serán irreversibles.