El informe resalta la creciente demanda energética y el desafío de equilibrar la adopción de renovables con el papel continuo de los combustibles fósiles.
La Perspectiva Energética Mundial 2024, publicada por McKinsey & Company, enfatiza la urgencia de acelerar la transición hacia energías renovables debido al aumento global en la demanda energética y la necesidad de mitigar los impactos del cambio climático. Se prevé que la demanda energética global aumente entre un 11% y un 18% para 2050, impulsada principalmente por economías emergentes. Sin embargo, las emisiones de CO2 probablemente superarán los objetivos del Acuerdo de París, con un aumento proyectado de las emisiones hasta 2025, seguido de una disminución insuficiente para cumplir con los objetivos de cero emisiones netas.
El informe destaca que la electrificación de sectores como los edificios y vehículos eléctricos se duplicará para 2050, pero advierte que la infraestructura eléctrica actual es insuficiente para gestionar este crecimiento. La inversión en sistemas energéticos deberá triplicarse para garantizar la estabilidad del suministro, en un contexto donde los combustibles fósiles seguirán siendo una parte significativa del mix energético global, satisfaciendo entre el 40% y el 60% de la demanda mundial hasta mediados de siglo.
A pesar de los avances en energías renovables, como la eólica y solar, los retos financieros, tecnológicos y geopolíticos frenan el ritmo de la transición. El informe concluye que se necesita una acción coordinada a nivel global, que involucre políticas, inversiones y compromiso para superar estos desafíos y avanzar hacia un futuro más sostenible.