El impacto ambiental y social de los proyectos renovables genera resistencia en la Montaña Palentina, donde colectivos locales lideran una lucha con amplio respaldo ciudadano.
La lucha contra la proliferación de instalaciones energéticas en la Montaña Palentina, una región conocida por su biodiversidad y patrimonio cultural, ha movilizado más de 30.000 euros. Este fondo, gestionado por la Mesa Eólica de la Montaña Palentina, refleja la oposición a proyectos eólicos y fotovoltaicos que amenazan con alterar de forma irreversible el paisaje y los ecosistemas locales. Entre los planes más polémicos están dos parques eólicos y tres instalaciones fotovoltaicas, que ya cuentan con el visto bueno ambiental en varias fases administrativas.
Los promotores del movimiento destacan que estas iniciativas no consideran la sensibilidad de áreas como el Geoparque de Las Loras, reconocido por la UNESCO, y zonas de alta biodiversidad, incluyendo hábitats críticos para el oso pardo. Además, señalan que las infraestructuras asociadas, como subestaciones eléctricas y tendidos de alta tensión, incrementarían el impacto negativo, comprometiendo incluso el atractivo turístico y cultural de la región
Respaldo ciudadano y legal
La movilización en la Montaña Palentina cuenta con un sólido respaldo local. Más de 20 organizaciones se han sumado a la causa, y se han presentado cientos de alegaciones en contra de estos proyectos. Según colectivos como La Braña, las comunidades afectadas enfrentan un plazo limitado para estudiar y responder a propuestas de gran complejidad técnica. A pesar de ello, han conseguido canalizar sus esfuerzos en campañas informativas y acciones legales que buscan frenar la expansión de estas industrias.
Perspectiva regional y nacional
La oposición no se limita a la Montaña Palentina. Colectivos de provincias vecinas, como Cantabria, también han alzado la voz contra lo que consideran una “invasión” de renovables en áreas rurales. Este fenómeno pone de relieve un desafío mayor: encontrar un equilibrio entre la transición energética y la preservación del patrimonio natural y cultural. Mientras que los defensores de las energías renovables subrayan su papel en la lucha contra el cambio climático, críticos argumentan que las decisiones deben ser compatibles con las características del territorio y sus habitantes.
La resistencia en Palencia ejemplifica cómo el desarrollo de energías limpias puede generar tensiones si no se gestiona con sensibilidad hacia los ecosistemas y comunidades locales. Este caso subraya la importancia de procesos participativos y transparentes, esenciales para una transición energética justa y sostenible.