Ante el aumento de las importaciones energéticas desde España, el país luso enfrenta el reto de diversificar su matriz de renovables para reducir su dependencia exterior y acelerar la transición energética
Portugal ha avanzado considerablemente en su transición energética, con una sólida inversión en energías renovables que le ha permitido marcar varios hitos ambientales, como la eliminación del carbón en 2021 y el aumento significativo de la producción de energía a partir de fuentes limpias. No obstante, el país aún depende en gran medida de las importaciones de electricidad de España, una situación que refleja las limitaciones de su capacidad energética actual. La escasa expansión de la energía eólica en particular ha impedido que el país cubra su demanda energética exclusivamente con producción local, dificultando su aspiración de autosuficiencia y neutralidad de carbono para 2045.
Uno de los éxitos más notables de la política energética portuguesa ha sido el aumento en la proporción de renovables en su matriz energética. En la primera mitad de 2024, las fuentes renovables, lideradas por la energía hidroeléctrica, alcanzaron hasta el 90% de la generación eléctrica, y en meses puntuales, como mayo, llegaron a cubrir casi el 100% de la producción. Esta cifra se sitúa muy por encima de la media de la Unión Europea (UE), reflejando el liderazgo de Portugal en este ámbito. Sin embargo, la producción de renovables no ha sido suficiente para sustituir completamente el descenso en el uso de combustibles fósiles, generando una creciente dependencia de la electricidad importada, que en 2023 cubrió el 21% de la demanda nacional, frente a la media europea del 0,5%.
El sector eólico ha mostrado un crecimiento modesto en comparación con el auge de la energía solar, cuya capacidad instalada ha crecido un 440% desde 2017. En cambio, la energía eólica terrestre solo ha aumentado un 4,6% en el mismo periodo. Este lento crecimiento contrasta con el potencial del país, especialmente en el ámbito de la eólica marina, donde Portugal cuenta con una capacidad estimada de 131 GW según el Consejo Mundial de la Energía Eólica. De estos, aproximadamente el 89% corresponderían a instalaciones flotantes, gracias a la geografía costera del Atlántico. A pesar de este potencial, solo un proyecto eólico marino ha entrado en funcionamiento en los últimos cuatro años, reflejando una oportunidad desaprovechada en un sector clave para alcanzar la autosuficiencia energética.
Para abordar esta situación, la Agencia Internacional de la Energía ha instado a Portugal a priorizar el desarrollo de su capacidad eólica, especialmente en el ámbito marino. Este enfoque permitiría reducir la dependencia energética del país y fortalecer la red eléctrica, mejorando la estabilidad y resiliencia del sistema. Además, el Plan Nacional de Energía y Clima de Portugal, que marca objetivos ambiciosos de generación renovable y reducción de emisiones para 2030 y 2045, señala la importancia de la inversión en flexibilidad y almacenamiento de energía para apoyar una integración efectiva de las renovables.
A nivel de infraestructura, Portugal enfrenta el desafío de ampliar la electrificación y modernización de su red. Esto es esencial para integrar mayores volúmenes de energía limpia en el sistema sin comprometer su estabilidad, especialmente si se considera el contexto climático, donde la variabilidad estacional de la generación hidroeléctrica juega un papel determinante. La disminución del uso de gas en la generación de electricidad, que se redujo en un 41% entre 2017 y 2023, refleja el compromiso del país con la descarbonización. No obstante, aún persisten plantas de ciclo combinado de gas natural que ninguna empresa eléctrica ha anunciado planes de cerrar, lo cual podría obstaculizar las metas de neutralidad de carbono para 2045.
En conclusión, el desarrollo de la capacidad eólica, tanto terrestre como marina, resulta esencial para reducir la dependencia de Portugal de las importaciones energéticas y para avanzar en su objetivo de neutralidad de carbono. Con un potencial eólico marino significativo, el país está bien posicionado para consolidarse como un líder en energías limpias dentro de la UE. Sin embargo, es crucial que el gobierno y las empresas energéticas intensifiquen sus esfuerzos para diversificar la matriz energética, impulsando tanto la producción eólica como la modernización de la red eléctrica, para garantizar un suministro estable y sostenible.