Cuando era un niño muy pequeño, o sea, hace muchos años, mi abuelo me decía que el día 31 de diciembre era el día del “home dels nassos” (hombre de las narices) y nos retaba, a los niños de casa, a buscar en la calle al “home dels nassos”. Era un hombre que tenía tantas narices como días le faltaban al año para terminar. Y nos dejaba muy intrigados: cómo íbamos a encontrar a un hombre con tantas narices… hasta que obviamente, algún niño mayor, que se reía de nosotros, nos acababa contando que sólo faltaba un día para que acabara el año.
Cuando pensamos en posibles soluciones que mejoren medioambientalmente nuestro entorno, a veces nos pasamos mucho tiempo buscando algo tan increíble como el “home dels nassos” y creemos que no existe, que no lo vamos a encontrar… pero… y ¿si resulta que tenemos una oportunidad delante de nuestras narices? bueno, quizás un poco más arriba, sobre nuestras cabezas: ¡en el techo!
La mayoría de nosotros pasamos un 80% de nuestro tiempo debajo de un techo. Esa parte del edifico que cubre el lugar donde vivimos, trabajamos o estudiamos, que Le Corbusier llamó la 5ª fachada, la fachada que no se ve y que la gran mayoría tiene olvidada hasta que tiene goteras. Pues ahí está la doble oportunidad. Y digo doble porqué podemos usar la cubierta para dos funciones que aparentemente pudieran parecer excluyentes: plantar vegetación que nos refresque y limpie el aire e instalar placas fotovoltaicas para producir electricidad de forma sostenible.
Combinar en una misma cubierta fotovoltaica con vegetación, se conoce como una cubierta biosolar y unos australianos nos han demostrado empíricamente que ambos sistemas se complementan y benefician mutuamente en una sinergia sorprendente.
En el barrio de Bangaroo, Sídney, en dos edificios altos idénticos (Daramu House), se instalaron placas fotovoltaicas en sus repectivas cubiertas, pero en uno de los edificios, además, se cubrió previamente la superficie con vegetación.

La terraza-jardín: para Le Corbusier la superficie ocupada a la naturaleza por la vivienda debía ser devuelta en forma de jardín en la cubierta del edificio, convirtiendo el espacio sobre la vivienda en un ámbito aprovechable para el esparcimiento, que además permitía mantener condiciones de aislamiento térmico sobre las nuevas losas de hormigón.

Final Report July 2021
2020/037855 / EPI R3 201920005
Durante 8 meses se estuvo midiendo la producción de las dos instalaciones fotovoltaicas, que tenían el mismo número y tipo de placas y en 2021 se publicaron los resultados del estudio comparativo. Sorprendentemente, una de las instalaciones produjo un 3,63% más de electricidad que la otra. ¿Adivináis cuál? Pues la instalación que tenía vegetación debajo: la cubierta biosolar.

Final Report July 2021
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La razón no es muy complicada: todas las placas fotovoltaicas tienen una producción óptima mientras la temperatura no sea superior a los 25ºC. A partir de ahí, sobre todo a partir de los 30ºC, la eficiencia disminuye, produciendo un poco menos de electricidad. En Sídney, que como nosotros (en Barcelona) tiene un clima mediterráneo, es muy habitual pasar de los 30ºC en verano, sobre todo en las horas centrales del día, y ahí es donde entra la “magia” de las plantas. Lo que hace la diferencia entre una cubierta y otra. La vegetación respira.

Fuente: Green Roof & Solar Array – Comparative Research Project
Final Report July 2021
2020/037855 / EPI R3 201920005
Su evotranspiración (el agua de las plantas se libera por sus estomas y se convierte en vapor de agua) absorbe energía térmica del Sol, por lo que hace que el aire que está por encima de la vegetación no se caliente más que la temperatura ambiente, mientras que el forjado sin vegetación, absorbe y retiene el calor del Sol, haciendo aumentar la temperatura debajo de las placas solares. Las placas fotovoltaicas sobre vegetación no se calientan tanto, por lo que mantienen una producción eléctrica más estable durante las horas centrales del día, acumulando una producción anual más alta que la instalación gemela del edificio sin vegetación en la cubierta.
Y en el estudio, no sólo se demuestra que la vegetación debajo de las placas solares mejora su eficiencia, si no que los paneles también aportan beneficios a las plantas: aumentan la variedad vegetal y por tanto, también la biodiversidad asociada (mariposas, abejas, escarabajos…). Esto es debido a que las placas ofrecen espacios de sombra, permitiendo que especies vegetales que no prosperan a pleno Sol, sí lo hagan en estos espacios de sombra (como la Aptemia Cordifolia, que aumentó su presencia entre un 6 y un 80%) y además, las placas solares, por su inclinación, hacen que el agua de lluvia se concentre en ciertas áreas y disminuya en otras, creando diferentes microhábitats por diferencias de humedad en la misma cubierta. ¡Una gran sinergia entre placas y plantas!
Y como datos complementarios del estudio, hay que destacar que esta cubierta biosolar ha sido medioambientalmente mucho más beneficiosa que su gemela sobre cubierta tradicional:
- la vegetación ha capturado 8tn de gases de efecto invernadero (equivalente a plantar 110 árboles)
- ha producido 9,5MWh adicionales de electricidad
- ha incrementado la presencia de insectos polinizadores (abejas solitarias, mariposas, insectos colibrí) y aves
- ha reducido el efecto isla de calor (su cubierta no ha captado ni acumulado energía térmica del Sol)
- ha reducido la escorrentía de agua pluvial y ha optimizado el aislamiento térmico de la cubierta (con el correspondiente ahorro en climatización).
Y por si fuera poco, la membrana impermeabilizante durará el doble que en la cubierta tradicional (aunque esto sería motivo de otro artículo, también hay pruebas).

Diseñada y ejecutada por ET POSEM VERDA
Y no hay que viajar a Australia para ver una cubierta biosolar. En Barcelona hemos construido más de una.

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Las cubiertas biosolares son una solución multifuncional y eficiente para los retos ambientales actuales. No solo generan energía limpia, sino que también mejoran la calidad del aire, fomentan la biodiversidad y hacen que nuestras ciudades sean más resilientes frente al cambio climático.
Como sociedad, tenemos la oportunidad de transformar nuestras ciudades desde arriba.
Las cubiertas no tienen por qué ser espacios desaprovechados; pueden convertirse en auténticos motores de cambio.
Si estás considerando una instalación fotovoltaica, piensa en la posibilidad de combinarla con vegetación. No solo será un gesto hacia la sostenibilidad, sino también una inversión inteligente con beneficios tangibles para tu edificio y su entorno.
En definitiva, las cubiertas biosolares nos muestran que la innovación no siempre implica complejidad. A veces, basta con mirar hacia arriba para encontrar soluciones simples y efectivas.

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Autor: Jaume Ferret Tintó, responsable comercial ET POSEM VERDA
Contacto: Jaume Ferret / Jferret@etposemverda.com
www.etposemverda.com
Fuente: City of Sydney Final Report EPI R3 201920005.pdf
Datos resumidos: Australian first biosolar green roof study at Barangaroo leads the way for climate resilient cities
Et Posem Verda: Cubiertas Verdes en terrazas – ET POSEM VERDA