El “robo de viento” es un fenómeno que ocurre cuando un parque eólico reduce la velocidad del viento que llega a otro parque situado a sotavento. Este efecto, conocido como “efecto estela”, se produce porque las turbinas extraen energía del viento, creando una zona de menor velocidad detrás de ellas. En parques eólicos marinos de gran tamaño y densidad, estas estelas pueden extenderse más de 100 km bajo ciertas condiciones climáticas, aunque lo más habitual es que se extiendan decenas de kilómetros. Si un parque eólico se construye a barlovento de otro, puede reducir la producción energética del productor a sotavento hasta en un 10% o más.
Implicaciones legales y económicas
Aunque el término “robo de viento” es coloquial y no implica una apropiación ilegal, este fenómeno puede tener consecuencias negativas para los promotores de parques eólicos. Eirik Finserås, abogado noruego especializado en energía eólica marina, señala que este efecto puede generar disputas entre promotores, especialmente en regiones como el Mar del Norte y el Mar Báltico, donde la densidad de parques eólicos está aumentando. Estas disputas pueden surgir debido a la incertidumbre sobre el impacto preciso de las estelas y la falta de regulaciones claras al respecto.
Expansión de la energía eólica y desafíos futuros
La necesidad de alcanzar objetivos de cero emisiones netas ha llevado a una rápida expansión de la energía eólica marina. En el Reino Unido, por ejemplo, se espera triplicar la capacidad eólica marina para 2030, lo que implica la instalación de miles de turbinas adicionales en menos de cinco años. Este crecimiento puede aumentar la incidencia del efecto estela, especialmente cuando las nuevas turbinas se colocan cerca de las existentes. Además, las turbinas modernas son cada vez más grandes, con aspas que pueden extenderse más de 100 metros, lo que podría agravar el efecto estela debido a un mayor diámetro del rotor.
Necesidad de cooperación internacional
Para abordar el problema del “robo de viento”, es fundamental que los países cooperen y establezcan regulaciones claras. Finserås sugiere que la energía eólica podría tratarse como otros recursos marinos compartidos, como los yacimientos petrolíferos que cruzan las fronteras estatales o la pesca, que sí cuentan con regulación. La cooperación y la consulta mutua al planificar parques eólicos pueden ayudar a evitar conflictos legales y políticos, y facilitar la inversión en energía eólica.
Fuente: BBC Mundo