El gobierno sueco suspende parques eólicos marinos en el mar Báltico, generando incertidumbre entre inversionistas y sector energético europeo, y posicionando la defensa militar sobre el desarrollo de energías renovables.
Suecia ha cancelado trece proyectos de energía eólica marina en el mar Báltico, alegando que su ubicación afecta la defensa nacional. Esta medida, impulsada por una coalición de gobierno conservadora con apoyo de un partido de extrema derecha, ha provocado una fuerte reacción de WindEurope, la asociación europea de energía eólica, que advierte que la cancelación pone en riesgo inversiones privadas valoradas en unos 47,000 millones de euros y daña la confianza inversionista en el país. A diferencia de otros países del Báltico, donde los sectores de defensa y energía eólica colaboran, Suecia mantiene una postura restrictiva hacia el desarrollo eólico en espacios marítimos estratégicos.
El conflicto entre defensa y energía renovable también se observa en España, donde zonas del sur del Atlántico, con alto potencial eólico, están bloqueadas por actividades militares. Mientras que la mayoría de países europeos adoptan un modelo de desarrollo centralizado de parques eólicos, el sistema sueco de “puertas abiertas” permite libertad de ubicación a los promotores, pero también incrementa los conflictos con otros sectores. La situación en Suecia pone de relieve la necesidad de una mayor coordinación entre defensa y energías renovables para avanzar hacia objetivos de seguridad energética en Europa sin comprometer los intereses nacionales de defensa.
Fuente: Energías Renovables, El Economista.
La decisión del Gobierno sueco de cancelar trece proyectos eólicos marinos en el Báltico, con una capacidad de 32,000 megavatios, ha puesto en evidencia las tensiones entre la defensa nacional y el impulso de las energías renovables. Según el ejecutivo, la ubicación de estos parques afecta intereses de defensa, lo que ha desatado una ola de críticas desde el sector eólico europeo. La asociación WindEurope advierte que esta medida amenaza tanto la seguridad energética como la confianza de los inversionistas en el mercado sueco.
Eólica Marina y Defensa Nacional: Un Conflicto en el Mar Báltico
La industria eólica europea ha recibido con sorpresa y preocupación la noticia de que Suecia ha suspendido el desarrollo de trece proyectos eólicos marinos. La razón principal esgrimida por el gobierno sueco, liderado por una coalición de conservadores y apoyado por el partido de extrema derecha Demócratas de Suecia, radica en que estas instalaciones podrían tener “consecuencias inaceptables” para la seguridad del país. La cancelación, sin una evaluación previa, ha afectado a importantes compañías como Ørsted y Statkraft, además de a otras firmas como RWE y Freja Offshore, todas con proyectos en etapas iniciales de desarrollo.
Impacto en la Confianza Inversionista y el Mercado Energético
WindEurope, la asociación europea de energía eólica, estima que el valor de las inversiones privadas perdidas podría alcanzar los 47,000 millones de euros. Giles Dickson, director general de WindEurope, ha criticado abiertamente la postura sueca, destacando que “Suecia se coloca nuevamente en la última fila en materia de eólica marina.” Según Dickson, la falta de apoyo del gobierno sueco hacia la industria eólica ya es una preocupación desde hace años, y esta prohibición en el mar Báltico podría erosionar aún más la seguridad de los inversores y la competitividad del país en energías renovables. Otros países del Báltico han adoptado un enfoque de colaboración con sus ejércitos, buscando soluciones que respeten tanto la seguridad como el desarrollo eólico.
El Modelo de “Puertas Abiertas” y sus Desventajas
Suecia es uno de los dos únicos países en la Unión Europea, junto con Italia, que utiliza un modelo de desarrollo eólico marino de “puertas abiertas.” Este modelo permite que los promotores desarrollen proyectos en cualquier área, una libertad que les facilita seleccionar lugares estratégicos, pero que también los expone a conflictos con otros usuarios del espacio marítimo, incluyendo al ejército. En contraste, la mayoría de los países europeos emplean un sistema “centralizado,” donde los gobiernos identifican y predesarrollan áreas eólicas idóneas minimizando conflictos con sectores como la pesca y el turismo. En este modelo, el gobierno coordina además la conexión a la red eléctrica, lo que da estabilidad al mercado e incentiva la inversión privada.
Suecia y la Coexistencia de Defensa y Energía Renovable: El Camino por Recorrer
Mientras en países como Polonia los proyectos eólicos marinos se consideran un activo para la seguridad y la vigilancia en el Báltico, Suecia mantiene una postura defensiva. En colaboración con la OTAN y la Agencia Europea de Defensa, WindEurope ha desarrollado el proyecto “Symbiosis” para demostrar que los parques eólicos pueden coexistir con las operaciones de defensa, generando beneficios para ambos sectores. Con este modelo, otros países del Báltico han implementado estrategias de colaboración que permiten aprovechar los recursos eólicos sin comprometer la seguridad.
El Caso Español: Cuando la Defensa Influye en la Política Eólica
España, con su modelo de desarrollo centralizado, ofrece un ejemplo de cómo la colaboración entre defensa y energía puede ser un obstáculo, a pesar de las intenciones. En la zona suratlántica del país, conocida por su elevado recurso eólico, el Ministerio de Defensa ha impedido el desarrollo de proyectos debido a la fuerte actividad militar. De este modo, aunque España cuenta con un modelo de planificación ordenada, la intersección con áreas militares sigue siendo un reto para el crecimiento de la energía eólica marina en regiones estratégicas.
La cancelación de estos proyectos eólicos marinos en Suecia plantea interrogantes sobre el futuro de las energías renovables en el contexto de intereses de defensa nacional. La postura del gobierno sueco ha levantado críticas en la comunidad europea, que teme que decisiones como esta puedan poner en riesgo no solo la seguridad energética de Suecia, sino también la ambición de Europa de reducir su dependencia de energías fósiles y extranjeras. A medida que la defensa y la energía se vuelven temas cada vez más interconectados, es crucial encontrar un equilibrio entre ambos sectores para avanzar hacia un futuro sostenible y seguro.