La inversión en bienes raíces ha sido tradicionalmente una opción popular, pero su falta de liquidez, altos costos de entrada y riesgos asociados han llevado a muchos inversores a explorar alternativas más rentables y sostenibles. En este contexto, las energías renovables han emergido como una opción atractiva, ofreciendo rentabilidades estables mediante contratos de compraventa de energía (PPA), con retornos superiores al 9,5% anual y el respaldo de políticas europeas favorables.
Empresas como Crowmie han democratizado el acceso a este tipo de inversiones, permitiendo a particulares e instituciones invertir en proyectos de energía solar y eólica con montos accesibles y sin necesidad de una gestión activa. En España, la transición hacia fuentes renovables es una realidad, con un 56% del mix eléctrico actual proveniente de estas fuentes y ambiciosas proyecciones de crecimiento para 2025.
Ante la creciente demanda de inversiones seguras y sostenibles, las energías renovables se consolidan como una alternativa viable al mercado inmobiliario, combinando rentabilidad con un impacto positivo en el medioambiente.
La inversión en bienes raíces ha sido históricamente una de las opciones más populares para quienes buscan rentabilidad y estabilidad financiera. Sin embargo, el mercado inmobiliario presenta desafíos que pueden hacer que esta opción sea menos atractiva de lo que parece a simple vista. Factores como la volatilidad del sector, la necesidad de una gestión activa, los elevados costes de entrada y la incertidumbre económica han llevado a muchos inversores a buscar alternativas más flexibles y sostenibles.
Limitaciones del mercado inmobiliario
Uno de los principales inconvenientes de la inversión en inmuebles es su falta de liquidez. La venta de una propiedad puede tardar meses o incluso años, lo que limita la capacidad de los inversores para reaccionar rápidamente ante cambios en el mercado. Además, la rentabilidad de un activo inmobiliario está estrechamente ligada a la ocupación y a los costes de mantenimiento, lo que añade un nivel de incertidumbre considerable. A esto se suma el impacto ambiental que puede generar la construcción y el mantenimiento de edificios, lo que ha llevado a un creciente interés por inversiones más alineadas con la transición ecológica.
Energías renovables como alternativa de inversión
En este contexto, las energías renovables han emergido como una alternativa atractiva. La inversión en proyectos de energía solar o eólica, por ejemplo, ofrece retornos estables y previsibles sin la necesidad de una gestión activa por parte del inversor. “A diferencia del sector inmobiliario, donde los ingresos pueden fluctuar según la demanda y el estado del mercado, las energías renovables ofrecen una rentabilidad constante respaldada por contratos a largo plazo”, señala Fernando Dávila, CEO de Crowmie, la Green Fintech española que democratiza el acceso a inversiones sostenibles en energías renovables.
Beneficios de los contratos de compraventa de energía (PPA)
A través de contratos de compraventa de energía (PPA), estos proyectos garantizan ingresos a largo plazo, con una rentabilidad promedio que puede superar el 9,5% anual. Además, este tipo de inversiones cuentan con el respaldo de políticas europeas que fomentan la transición hacia fuentes de energía sostenibles. “La regulación está impulsando cada vez más la transición energética, lo que genera un entorno favorable para los inversores en renovables”, añade Dávila.
Accesibilidad y diversificación en inversiones renovables
Otro punto a favor de las energías renovables es su accesibilidad. A diferencia del sector inmobiliario, donde la inversión inicial suele ser elevada, en el sector renovable es posible participar con importes menores y diversificar el capital en distintos proyectos. Además, la gestión automatizada y la posibilidad de reinvertir los beneficios facilitan el crecimiento del capital sin la necesidad de asumir costos adicionales de mantenimiento o administración. “Ahora más que nunca es necesario democratizar el acceso a la inversión en energías renovables, permitiendo que cualquier persona pueda beneficiarse de este mercado sin la complejidad que tradicionalmente lo ha caracterizado”, explica el CEO de Crowmie.
Crowmie: facilitando la inversión en energías renovables
En España, empresas como Crowmie han impulsado este modelo de inversión al permitir que tanto particulares como instituciones accedan a proyectos de energías renovables de forma sencilla y transparente. Desde su fundación en 2022, Crowmie ha canalizado más de 5 millones de euros en proyectos de autoconsumo industrial, ayudando a empresas a reducir significativamente sus costes energéticos sin necesidad de endeudarse. “Gracias a este modelo, muchas empresas han logrado reducir sus costos energéticos entre un 30% y un 50%, sin asumir grandes riesgos”, detalla Dávila.
Perspectivas de crecimiento y diversificación de inversiones
Para los próximos meses, la fintech prevé alcanzar los 25 millones de euros en activos gestionados, consolidando su papel en la financiación de la transición energética. Según Fernando Dávila, “esto nos permite acceder a un perfil de inversores muy diverso, que abarca desde particulares con tickets mínimos de 1.000 euros hasta instituciones financieras y family offices interesados en diversificar sus carteras hacia activos sostenibles y de bajo riesgo y volatilidad”.
El auge de las energías renovables en España
La tendencia hacia las energías renovables en España es clara. Se prevé que para 2025, alrededor del 42% de la energía consumida en el país provendrá de fuentes renovables. Este avance significativo se refleja ya en los datos de 2024, donde las renovables generaron el 56% del mix eléctrico español, con un aumento de producción del 11% respecto al año anterior.
Además, se proyecta que la capacidad de energía solar alcance los 30 GW, y la eólica, los 40 GW para el año 2025.
Con la creciente demanda de soluciones sostenibles y la necesidad de inversiones seguras en tiempos de incertidumbre económica, las energías renovables se perfilan como una opción que no solo genera beneficios económicos, sino que también contribuye a un futuro más sostenible. La accesibilidad, rentabilidad y alineación con políticas ecológicas hacen de este sector una alternativa atractiva para inversores que buscan diversificar sus carteras y apoyar la transición energética.