Las políticas energéticas del nuevo gobierno podrían redefinir el panorama de las energías verdes mientras los mercados se ajustan a los riesgos y beneficios a largo plazo.
La victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2024 ha generado incertidumbre en el sector de las energías renovables, reflejada en caídas significativas en los mercados bursátiles. El índice S&P Global Clean Energy, que reúne a 100 compañías del sector, cayó más del 10% tras los comicios. Empresas como Sunrun, Vestas y Orsted registraron descensos de hasta el 40%, 19% y 10%, respectivamente, afectados tanto por las perspectivas de políticas energéticas más favorables a los combustibles fósiles como por la incertidumbre en la implementación de la Ley de Reducción de la Inflación (IRA), clave para la transición energética en EE. UU.
A nivel global, el sector enfrenta retos adicionales, como la sensibilidad a los tipos de interés y la incertidumbre económica. Sin embargo, los analistas destacan que la eliminación de la IRA sería compleja debido a su impacto económico en estados republicanos dependientes de las inversiones renovables.
Pese al contexto político adverso, la transición energética a largo plazo mantiene su atractivo por la necesidad de descarbonización y los avances tecnológicos. Los retrocesos actuales en bolsa se perciben como oportunidades de inversión en un sector esencial para el futuro energético global y alineado con las metas de sostenibilidad internacionales.
Fuentes: El Economista, PV Magazine, T.Rowe Price.
La victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2024 ha encendido alarmas en el sector de las energías renovables, tanto en Estados Unidos como en los mercados internacionales. Empresas icónicas como Vestas y Sunrun han registrado caídas significativas en bolsa, y el índice S&P Global Clean Energy se desplomó más del 10% en los días posteriores a las elecciones. Aunque el futuro de las políticas verdes bajo la nueva administración genera incertidumbre, también emergen señales de resiliencia y oportunidades para inversores atentos al potencial a largo plazo.
Un panorama volátil en los mercados bursátiles
Tras la victoria de Trump, grandes nombres del sector renovable enfrentaron retrocesos. Sunrun, empresa estadounidense de sistemas fotovoltaicos, cayó un 40%, mientras que la danesa Vestas perdió un 19% de su valor. Este retroceso no es solo un reflejo del escepticismo de Trump hacia la transición energética, sino también del nerviosismo general ante posibles cambios en políticas clave, como la Ley de Reducción de la Inflación (IRA), que promueve la inversión en energías limpias.
La política de Trump se perfila hacia un respaldo más fuerte a las fuentes tradicionales de energía y un replanteamiento de incentivos fiscales asociados a la IRA. Sin embargo, analistas coinciden en que la eliminación total de esta legislación sería complicada, ya que ha generado más de 100,000 millones de dólares en inversiones, en su mayoría en estados republicanos que ahora dependen de los empleos y beneficios derivados.
Perspectivas internacionales: Europa y China en el radar
El impacto no se limita a EE. UU.; empresas como Iberdrola, Solaria y Acciona también han sentido el peso de las incertidumbres en los mercados globales. La caída de Solaria, del 46% en lo que va del año, y los retrocesos en las chinas que integran el índice Global Clean Energy, reflejan un ajuste del mercado que va más allá del “efecto Trump”. Factores como el retraso en las bajadas de tipos de interés y la sensibilidad del sector, intensamente apalancado, han amplificado estas tendencias.
En Europa, el marco regulatorio sigue siendo un pilar fundamental para la transición energética. Expertos como Antonio López, de March AM, subrayan que las empresas estadounidenses deberán adaptarse a las estrictas normativas europeas si quieren mantenerse competitivas en el mercado internacional.
A largo plazo: una transición inevitable
A pesar del ruido político, la transición hacia energías limpias parece irreversible. Las ventajas tecnológicas y económicas del sector, junto con el apoyo popular (el 87% de los votantes estadounidenses respalda la inversión en energías renovables), apuntan a un crecimiento sostenido, aunque a un ritmo posiblemente más lento bajo Trump. La solar, que representó el 67% de la nueva capacidad eléctrica instalada en EE. UU. en 2024, es un ejemplo de esta tendencia resiliente.
Además, el contexto global de descarbonización, impulsado por acuerdos internacionales y la creciente presión por mitigar el cambio climático, refuerza el atractivo del sector como una temática de inversión sólida.
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca marca un punto de inflexión para las energías renovables, con desafíos a corto plazo pero un horizonte a largo plazo lleno de posibilidades. Para los inversores, los retrocesos actuales ofrecen puntos de entrada estratégicos en un sector que, a pesar de las barreras, sigue siendo crucial para el futuro energético global. En este contexto, monitorear la evolución de la IRA y las políticas europeas será clave para entender las dinámicas del mercado y tomar decisiones informadas.
