La plataforma ciudadana alerta sobre el impacto del megaproyecto eólico en uno de los paisajes más emblemáticos de España
El movimiento ciudadano Teruel Existe ha llevado su oposición al proyecto “Clúster del Maestrazgo” hasta Copenhague, buscando visibilizar el impacto ambiental y social de esta iniciativa en una de las zonas más emblemáticas de España. Este megaproyecto, impulsado por el fondo danés Copenhagen Infrastructure Partners (CIP), contempla la instalación de 125 aerogeneradores y dos plantas fotovoltaicas en un entorno de alta sensibilidad ambiental, incluyendo áreas protegidas por la Red Natura 2000. Según los activistas, su desarrollo pondría en riesgo especies vulnerables como el quebrantahuesos, además de alterar paisajes únicos y patrimonios geológicos.
La delegación de Teruel Existe, acompañada por Tomás Guitarte, busca sensibilizar a la sociedad danesa y presionar a CIP para reconsiderar su inversión. Aunque la empresa ha accedido a dialogar, el proyecto enfrenta recursos legales y una fuerte oposición social. Este caso destaca la necesidad de equilibrar la transición energética con la conservación ambiental y el consenso ciudadano.
Fuentes: Energías Renovables, Europa Press, El Español.
En un gesto sin precedentes, representantes del movimiento ciudadano Teruel Existe viajaron hasta Copenhague para exponer su firme oposición al megaproyecto eólico “Clúster del Maestrazgo”. Este ambicioso plan de infraestructura energética, promovido por el fondo danés Copenhagen Infrastructure Partners (CIP), incluye la instalación de 125 aerogeneradores y dos plantas fotovoltaicas en el corazón de un territorio reconocido por su alto valor ambiental y cultural. Con este movimiento, los activistas buscan sensibilizar a la opinión pública danesa y persuadir a la empresa de reconsiderar su inversión.
Un proyecto cuestionado por su impacto ambiental
El Clúster del Maestrazgo contempla la instalación de aerogeneradores en áreas protegidas, como la Red Natura 2000, y zonas de alta sensibilidad ambiental. Además, incluye una red de evacuación de energía de 173 kilómetros y la construcción de 327 kilómetros de pistas. Este desarrollo amenaza ecosistemas únicos que albergan especies como el quebrantahuesos y el águila azor perdiguera, además de afectar paisajes protegidos como el Geoparque del Maestrazgo, designado por la UNESCO.
El contexto sociopolítico de la oposición
Desde que se conoció la adquisición del proyecto por parte de CIP, Teruel Existe ha agotado diversas vías para visibilizar su rechazo, desde cartas enviadas a la empresa hasta reuniones con representantes de la embajada danesa en España. El viaje a Copenhague marca un nuevo nivel en su estrategia, llevando la problemática directamente a los responsables del fondo inversor y a la sociedad danesa, conocida por su sensibilidad hacia el desarrollo sostenible.
Un mensaje claro en la cuna de la energía renovable
Durante la reunión en Dinamarca, los líderes de Teruel Existe destacaron que el proyecto no cuenta con el consenso social necesario y que existen recursos legales en marcha para detenerlo. Según Tomás Guitarte, portavoz del movimiento, el objetivo es salvar un territorio “único en biodiversidad, geología y patrimonio cultural” y evitar que un proyecto de tal magnitud perjudique irreversiblemente su carácter.
El futuro del Clúster del Maestrazgo
La presión ciudadana ha conseguido abrir un canal de diálogo directo con CIP, quienes han reconocido su falta de conocimiento sobre las implicaciones del proyecto. No obstante, la resolución de este conflicto dependerá de factores como los procesos judiciales en curso y la capacidad de ambas partes para encontrar una alternativa que respete el entorno natural y las necesidades energéticas.
El caso del Clúster del Maestrazgo plantea un debate crucial sobre el equilibrio entre la transición energética y la conservación del medio ambiente. Movimientos como Teruel Existe invitan a reflexionar sobre la importancia de integrar a las comunidades locales en la toma de decisiones y garantizar que el desarrollo sostenible no sacrifique los recursos naturales ni el patrimonio cultural. La historia está lejos de terminar y pone sobre la mesa la pregunta: ¿puede la energía verde ser realmente sostenible si no respeta a las personas y los territorios?