España avanza en su transición energética con la instalación de plantas solares flotantes en embalses de dominio público. Estas estructuras, adaptadas a cuerpos de agua, permiten aprovechar zonas antes inutilizadas para la producción de energía solar. El Consejo de Ministros ha aprobado un marco legal que regula su instalación, limitando la ocupación al 15% del embalse según la calidad del agua y prohibiendo su uso en lagos protegidos.
El nuevo proceso de autorización será simplificado y gestionado por las confederaciones hidrológicas con una concesión de hasta 25 años. Además, el Gobierno ha destinado 794 millones de euros en subvenciones para proyectos vinculados a la industria del hidrógeno.
Con más de 100 embalses estatales, esta tecnología promete optimizar las infraestructuras existentes y aumentar el rendimiento energético gracias al efecto de enfriamiento del agua. España refuerza así su liderazgo en energías renovables, consolidando el uso del agua como un recurso clave en la producción de energía limpia y sostenible.
El agua como herramienta clave para la transición energética
Desde tiempos inmemoriales, el agua ha sido vista como una extraordinaria fuente de vida y energía. Hoy, en el contexto de transición energética y con la creciente preocupación por el medio ambiente, el agua se consolida como un recurso protagonista en la producción de electricidad a través de tecnologías innovadoras.
Una de las soluciones más destacadas es el uso de instalaciones fotovoltaicas flotantes. Estas estructuras son similares a las utilizadas en tierra, pero cuentan con sistemas especiales de flotación y anclaje que les permiten adaptarse a cuerpos de agua como embalses, lagunas o pantanos. Los sistemas de anclaje son fundamentales para garantizar la estabilidad de las plataformas y deben diseñarse cuidadosamente para soportar las variaciones del nivel del agua y la topografía del fondo.
Las plataformas están interconectadas mediante pasarelas que facilitan las labores de mantenimiento y operación, permitiendo así un acceso más eficiente a las instalaciones. Esta tecnología fotovoltaica flotante representa una solución revolucionaria para aprovechar zonas que anteriormente se consideraban no aptas para la producción de energía solar.
Un marco legal que impulsa la energía solar flotante
Teniendo esto en cuenta, el Consejo de Ministros aprobó recientemente un real decreto que regula la instalación de plantas fotovoltaicas flotantes en embalses de dominio público hidráulico. El decreto establece límites claros sobre la ocupación de estas instalaciones, permitiendo que se utilice entre el 5% y el 15% de la superficie del embalse, dependiendo de la calidad del agua.
La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, destacó el creciente interés en la instalación de estas plantas. Además, el Gobierno aprobó otro real decreto que asigna subvenciones por 794 millones de euros para proyectos de energía vinculados a la industria del hidrógeno, demostrando así su compromiso con la innovación y la sostenibilidad.
El nuevo marco legal establece un proceso simplificado y único para la tramitación de proyectos, que será gestionado por las autoridades competentes en materia de agua y energía. Este proceso comenzará con concursos lanzados por las confederaciones hidrológicas, y contará con la participación de las comunidades autónomas.
Cabe destacar que la instalación de estas plantas está prohibida en lagos, lagunas o masas de agua protegidas o no artificiales, y la concesión para su uso estará limitada a un plazo de 25 años.
Oportunidades energéticas y beneficios ambientales
España cuenta con más de 100 embalses de titularidad estatal, lo que ofrece un amplio potencial para la instalación de plantas solares flotantes. Esta capacidad se sumará a la energía generada por las centrales hidroeléctricas existentes, permitiendo optimizar la infraestructura y aumentar la producción de energía.
Uno de los beneficios clave de esta tecnología es que las plantas solares flotantes aumentan su rendimiento en comparación con las instalaciones terrestres. Esto se debe al efecto de enfriamiento del agua, que mejora la eficiencia de los paneles solares, y a la reducción de polvo, que disminuye el mantenimiento necesario.
Los promotores interesados en desarrollar estos proyectos deberán obtener un permiso de conexión a la red eléctrica y presentar estudios que analicen el impacto de las instalaciones en la masa de agua. Dado que la tecnología fotovoltaica flotante aún es relativamente reciente, se implementarán programas de seguimiento para evaluar su funcionamiento, posibles impactos y requisitos a largo plazo.
Una apuesta firme hacia el futuro energético
Con esta iniciativa, España se posiciona a la vanguardia de la transición energética, demostrando su compromiso con las energías renovables y el aprovechamiento eficiente de sus recursos hídricos. Esta movilización energética marca un paso firme hacia la producción de energía limpia y sostenible, consolidando al agua como una herramienta clave para el futuro.
Mientras tanto, un país vecino también proyecta expandir su infraestructura energética en aguas próximas, lo que resalta la importancia de mantener el liderazgo en este innovador sector.