El CSIC lidera un proyecto innovador que busca recuperar metales estratégicos de residuos electrónicos y reducir la dependencia europea en minerales críticos
España ha inaugurado una planta piloto de reciclaje de tierras raras, liderada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), para recuperar metales críticos presentes en residuos electrónicos, como disprosio, neodimio y praseodimio. Estos elementos son esenciales para la transición energética y se encuentran en vehículos eléctricos, aerogeneradores y paneles solares. La planta, única en Europa, emplea una innovadora tecnología de fusión en baño fundido (ISASMELT), lo que permitirá crear aleaciones de alto valor con materiales reciclados.
El proyecto, llamado RC-Metals, recibe financiación del Ministerio para la Transición Ecológica, el CSIC y Atlantic Copper, además de la colaboración de empresas y entidades académicas como la Universidad de Zaragoza. Esta iniciativa se enmarca en el Plan de Acción de Materias Primas Críticas de la UE, que busca reducir la dependencia europea de la importación de minerales esenciales para la sostenibilidad y autonomía tecnológica del continente.
El reciclaje de tierras raras es cada vez más urgente debido al rápido consumo de estos recursos y al volumen de residuos electrónicos en Europa. Este avance coloca a España en el liderazgo del reciclaje de metales estratégicos, con vistas a fortalecer la economía circular y la independencia tecnológica europea.
Fuentes: Energías Renovables, SPRI, CSIC.
España se convierte en líder europeo en reciclaje de tierras raras con la puesta en marcha de una planta piloto destinada a la recuperación de minerales estratégicos. Esta planta, única en el continente, está siendo desarrollada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el marco del proyecto RC-Metals, con el objetivo de extraer y reutilizar elementos clave como disprosio, neodimio y praseodimio, necesarios en sectores como la tecnología limpia, la movilidad eléctrica y la energía renovable. Estos materiales se encuentran en productos esenciales como vehículos eléctricos, aerogeneradores y paneles solares, lo que ha hecho que su reciclaje sea una prioridad para la sostenibilidad europea.
La planta utiliza un innovador proceso de fusión de metales en baño fundido (tecnología ISASMELT), lo que permitirá la creación de aleaciones de alto valor a partir de residuos electrónicos. Este avance resulta crucial ante la creciente demanda de minerales críticos impulsada por la transición energética. Según Félix Antonio López, investigador principal de RC-Metals, la velocidad de consumo de estos materiales podría generar problemas de suministro en el futuro, un desafío que se pretende mitigar con esta tecnología. Europa produce alrededor de dos millones de toneladas anuales de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), lo que representa una importante fuente de metales que, con el adecuado proceso de reciclaje, pueden ser recuperados para nuevas aplicaciones.
El proyecto cuenta con el respaldo financiero del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, así como con el apoyo de empresas como Atlantic Copper y colaboraciones con Albufera Energy Storage, Colorobbia y la Universidad de Zaragoza, entre otros. La iniciativa responde también al Plan de Acción sobre Materias Primas Críticas de la Comisión Europea, que busca asegurar la autonomía en la cadena de suministro de minerales esenciales para la transición ecológica de la UE hacia 2030-2050.
Además, esta planta piloto forma parte de un consorcio mayor que incluye otros proyectos europeos enfocados en recuperar tierras raras de diferentes fuentes, como el REEPRODUCE, liderado por la organización noruega SINTEF y con participación de centros como Tecnalia y Ceit en el País Vasco. A través de procesos avanzados de reciclaje y extracción, Europa avanza hacia su objetivo de convertirse en líder en economía circular de tierras raras, buscando reducir la dependencia de importaciones y fortalecer su posición en la transición energética y tecnológica global.
El desarrollo de esta planta no solo representa un paso importante hacia la sostenibilidad ambiental y la economía circular, sino también hacia la independencia tecnológica y geopolítica de Europa.