La simbiosis entre la ganadería y las plantas fotovoltaicas revela una nueva forma de sostenibilidad en el sector primario
En España, la agrovoltaica está transformando la relación entre energías renovables y actividades tradicionales como la ganadería. Este modelo combina el uso del suelo para instalaciones fotovoltaicas con prácticas agrícolas o ganaderas, maximizando su productividad. En localidades como Utrera, ovejas pastan bajo paneles solares, beneficiándose de sombra y pastos naturales, mientras contribuyen al mantenimiento del terreno al evitar el uso de maquinaria para desbroce. Este sistema, impulsado por empresas como Statkraft, no solo optimiza el espacio, sino que también refuerza la economía rural al generar ingresos adicionales para los propietarios de tierras.
Los beneficios ambientales son significativos: reducción del uso de productos químicos, mejora del bienestar animal y protección de la biodiversidad local. Además, iniciativas similares están siendo adoptadas en otras regiones de España, consolidando un modelo que une sostenibilidad y producción energética. La agrovoltaica presenta un enfoque prometedor hacia una transición energética inclusiva, respondiendo simultáneamente a la demanda de energía limpia y la necesidad de mantener la vitalidad del sector primario. Este modelo está posicionando a España como referente global en el desarrollo de soluciones renovables integradoras, destacando su potencial para inspirar prácticas similares en otros sectores económicos.
Fuentes: El Independiente, El Diario, Navarra Capital, Canal Extremadura.
En un campo de Utrera, Sevilla, ovejas pastan tranquilamente bajo las sombras proyectadas por paneles solares, protagonizando una revolución silenciosa en la relación entre ganadería y energías renovables. Este modelo, conocido como agrovoltaica, combina la generación de energía limpia con actividades agrícolas y ganaderas tradicionales, demostrando que la transición energética no tiene por qué desplazar las prácticas del sector primario. Esta integración, que ya se extiende por diversas comunidades en España, ofrece beneficios ambientales y económicos, abriendo un camino hacia una sostenibilidad más inclusiva.
Qué es la agrovoltaica
La agrovoltaica integra instalaciones fotovoltaicas con actividades agrícolas o ganaderas, permitiendo el uso dual del suelo. En proyectos como los de Statkraft en Extremadura y Andalucía, esta práctica ha transformado los espacios solares en entornos de producción agrícola y pastoreo, reduciendo la necesidad de maquinaria para desbroce y mejorando la calidad del suelo mediante el pastoreo natural de ovejas. Además, los animales se benefician de sombra y un entorno enriquecido, mientras se produce energía limpia.
Impacto en el sector ganadero
Pastores como Carlos González, de Utrera, resaltan cómo estas iniciativas han revitalizado actividades tradicionales. La sombra de los paneles protege a los animales del calor extremo, mejorando su bienestar y productividad, mientras que el suelo genera pasto de calidad sin necesidad de fertilizantes químicos. Este modelo también alivia tensiones económicas en zonas rurales, ofreciendo ingresos adicionales por el uso compartido del terreno.
Sostenibilidad y beneficios ambientales
Más allá de los beneficios para la ganadería, la agrovoltaica reduce el impacto ambiental de las plantas solares. Al combinar energía renovable con agricultura, se preserva la biodiversidad local, se reduce el uso de químicos y maquinaria, y se optimiza el uso del suelo, abordando dos necesidades clave: producir energía limpia y alimentos.
La expansión en España
Este modelo ya se ha implementado en regiones como Extremadura, con proyectos que integran ganadería y energías renovables, y en localidades como Alcalá de Guadaíra. Empresas como Iberdrola también están explorando iniciativas similares, ampliando el impacto de la agrovoltaica en diferentes comunidades rurales.
La agrovoltaica no solo es una solución innovadora para impulsar la transición energética, sino también una herramienta para revitalizar el sector primario, preservar el medio ambiente y fortalecer las economías rurales. Modelos como el de Utrera demuestran que es posible un futuro donde energía y agricultura se complementen, abriendo nuevas oportunidades para un desarrollo sostenible.